Tengo 40 años y conocí la “Reflexología Podal” hace once años cuando mi hijo solo tenía 21 días, ahí me enamore de esta maravillosa terapia.
En principio quise aprenderla para acompañar a mi hijo en sus tratamientos hasta que poco a poco me iba sumergiendo más y más.
A lo largo de mi formación he aprendido con varios maestros y cada uno de ellos han hecho de mi la Reflexóloga que soy hoy. Ya he ayudado y formado en mis talleres presenciales a decenas de madres y padres que han descubierto los beneficios de la reflexología podal en sus hijos y ellos mismos.